Cuando TVN lanzó Esperanza como la primera teleserie de la tarde, muchos nos preguntamos si estaría a la altura de los melodramas cebollas mexicanos, venezolanos, colombianos y brasileros que estamos acostumbrados a ver mientras almorzamos o dormirnos la siesta.
La historia de la nana peruana que llega a trabajar de casualidad a la casa del hombre que conoció en Perú y del que tiene un hijo que él no sabe, sumado a los distintos dramas que ha sufrido la pobre cabra, desde la discriminación y ser mirada en menos por su origen, hasta que se le pierde el hijo y que le revolotean las mariposas en la guata cada vez que ve a su patrón/enamorado.
Debo decir que me enganché desde el primer capítulo, es el típico drama sufrido de las teleseries de esta hora y que mejor que sea chilena y con actores que estamos acostumbrados a ver y tocando distintas problemáticas de la idiosincrasia chilena.
Sólo falta que alguno quede inválido, ciego, se pierda la guagua, se queme la casa, pierda la memoria y sería digna de los culebrones tipo Gata Salvaje y la Usurpadora.
Tema aparte, el soundtrack de la teleserie que me pegó la canción de Los Vasquéz, Miénteme.
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